viernes, 27 de enero de 2012




FILOSOFIA DE LA EDAD MEDIA

LA TEORÍA DE LA VERDAD EN SAN AGUSTÍN DE HIPONA

 Cuando se abordan las distintas problemáticas del Santo de Hipona, todas van hacia un mismo punto: la búsqueda de la verdad. Pero la teoría de la verdad agustiniana se basa fundamentalmente en tres cuestiones: la teología, la antropología y la cosmología. Desde las cuales marcará su camino de reflexión hacia la verdad; y que a su vez surge y termina en la afirmación del tagastense: "Tú decías: 'entienda yo y creeré'. Yo, en cambio, decía: 'cree para entender'. Surgió la controversia; vengamos al juez, juzgue el profeta; mejor, juzgue Dios por medio del profeta. Callemos ambos. Ya se ha oído lo que decimos uno y otro. 'Entienda yo, dices, y creeré'.

'Cree, digo yo, para entender'. Responde el profeta: 'Si no creyereis, no entenderéis'. ¿Pensáis amadísimos, que dice cosa de poca monta quien afirma: 'entienda yo y creeré'? ¿Qué tratamos de hacer sino que crean, no quienes son incrédulos, sino quienes aún tienen poca fe?”[1].



De esta forma, el creer para entender y el entender para creer hace referencia a una relación reciproca entre la fe y la razón, en donde las dos son necesarias para el conocimiento de la verdad. Indicar las relaciones entre razón y fe, tal como las concibe San Agustín: Para él fe y razón están llamadas a colaborar pero partiendo de la preeminencia de la fe sobre la razón. El objetivo máximo del conocimiento es la comprensión de la verdad cristiana. Para ello la fe ilumina a la razón y ésta ayuda a comprender.



Concibe la verdad de un modo existencial, porque la verdad no procede de algo sino de alguien que nos ama incondicionadamente. Entonces la verdad se transforma en una relación de confianza donde la fe acrecienta la inteligencia, y ésta hace razonable el encuentro con Dios. Esta fortaleza de la inteligencia de la fe, (creer es razonable) genera un nuevo modo de plantear las relaciones entre razón y fe.

La razón tiene dos funciones fundamentales:

- Permite llegar a la fe, preparando al alma para comprender

- Una vez llegado a la fe, el hombre debe utilizar la razón para penetrar racionalmente en los datos que la revelación le proporciona de manera gratuita. Aunque la razón puede ir abriendo camino hacia la verdad, queda supeditada a la fe una vez que se conoce a Dios.



A diferencia del Demiurgo platónico o del Uno de los neoplatónicos, el Dios de San Agustín no es un ser inaccesible para el hombre, sino que está presente en el alma humana, en su búsqueda incansable de la verdad y perfección. El alma humana es capaz de conocer la verdad y encontrar entre las verdades algunas que son inmutables y eternas; entre ellas, Dios es la verdad suprema.



Teología en San Agustín

La teología agustiniana parte del siguiente postulado: “no se puede negar la trinidad como gran misterio”. Para comprender esta posición debemos tener en cuenta sus influencias:

- El platonismo[2]

- El neoplatonismo[3]

- El Maniqueismo

- La Biblia

Pero en cuanto a su concepción de la trinidad va a tener muy en cuenta su influencia neoplatónica. Según esto, Platón comprende la Trinidad como un UNO y trino. Uno por que Dios es Unidad, singularidad, perfección suma, eternidad, inmutabilidad. Y es TRINO porque él se da cuenta que en la Biblia hay alguien que envía, por lo tanto hay alguien quien es enviado por el amor. Entonces, quien envía es el Padre, el enviado es el Hijo, alguien que queda es el Espíritu Santo. El Padre es la Memoria o el ser de Dios; el Hijo es el entendimiento o la Verdad de Dios; y el Espiritu Santo es la Voluntad o Bondad de Dios.



De este modo decimos que la Trinidad es Principio; causa eficiente y causa final; además de esto es plenitud y felicidad=raciocinio. Dios entonces sigue siendo el Ser:

1º. El Ser que da Unidad a todos los seres.

2º. El Ser que da la Verdad a todos los seres.

3º. El ser que da Bondad a todos los seres.

El problema del hombre: antropología agustiniana

S. Agustín recoge la tradición de Platón. El alma es una sustancia completa unida accidentalmente al cuerpo. Rechaza S. Agustín la teoría hilemórfica aplicada al hombre. La concepción de S. Agustín es dualista.
Sobre el origen del alma el pensamiento de S. Agustín pasa por dos etapas. En la primera defiende el traduccionismo, es decir, el alma se transmite directamente de padres a hijos en el momento de la generación. S. Agustín piensa así con el fin de defender un dogma cristiano: el carácter universal del pecado original.
En una segunda etapa opta por el creacionismo, es decir, el alma espiritual del hombre está creada directamente por Dios, pero no define el momento de dicha creación. La estructura del alma manifiesta la "imagen y semejanza" de Dios al crearla. La misma naturaleza del hombre hace posible encontrar a Dios en su interior. La estructura del alma es la siguiente: Formando una unidad indisoluble el hombre posee tres facultades, memoria, entendimiento y voluntad, que para S. Agustín se corresponden con la Trinidad de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. San Agustín por influencia platónica atiende sobre todo al alma como sede y habitáculo de la divinidad.


El hombre es visto a la luz de Dios que es principio ultimo de su ser, perfección única, hogar único de toda verdad, principio modelo y fin de todo hombre.


En el conocimiento de la verdad esta nuestra felicidad que define como el gozo de poseer la verdad. Por eso el vivir humano es un anhelo intenso y continuado de Dios. “Nos hiciste para ti y nuestro corazón esta inquieto hasta que descanse en Ti".


Distingue entre el libre albedrío o la capacidad de elegir y libertad como realización del bien. El hombre posee la posibilidad de elegir entre el bien y el mal pero, para elegir y practicar el bien necesita del auxilio de la gracia divina. El hombre sólo se realiza en el amor. La alegría que nace de la verdad amada y poseída, he aquí lo que todos buscan.


Era la antropología platónica sublimada por la vivencia religiosa cristiana.



La "Ciudad de Dios". Influencia histórica de San Agustín.



El saqueo de Roma llevado a cabo por los bárbaros en el 410 hizo revivir la idea de que la seguridad del Imperio Romano estaba unida al paganismo. El cristianismo había minado los cimientos del Imperio. Contra estas ideas escribe S. Agustín el libro "La ciudad de Dios" hacia el año 412. S. Agustín presentó la historia y el presente como la eterna lucha entre las fuerzas del bien y del mal, dirigidas por la providencia divina. El providencialismo es la tesis que entiende el desarrollo de la historia del hombre movido por Dios en orden a la consecución del bien universal. La providencia lo abarca todo, la existencia del bien que Dios quiere, y la presencia del mal que Dios permite para que se obtenga de él beneficios mayores. Así para S. Agustín el proceso histórico es la lucha entre la ciudad terrenal (la construida por el egoísmo humano) y la ciudad de Dios, dirigida por la caridad. En realidad al hombre siempre le mueve el amor, que puede tener un doble sentido, el primero hacia intereses materiales y el otro hacia la caridad. El hombre elige libremente entre los dos sentidos. Según la opción la historia avanzará negativa o positivamente, pero siempre en orden al fin que la providencia de Dios ha previsto.



La filosofía cristiana en S. Agustín tiene a su símbolo por haber sido capaz de armonizar cierta filosofía helenística y la revelación cristiana. Cuando la Iglesia toma la tarea de la reconstrucción intelectual de Europa tras la caída del Imperio Romano no habrá más autoridad que la de S. Agustín, incluso cuando se realicen otras síntesis, a partir del siglo XII incluyendo la más importante la de Tomás de Aquino.

Tras un período dominado por la corriente continuadora del tomismo (escolástica), en el Renacimiento, y en el sg. XVII encontramos la influencia de S. Agustín, en el racionalismo, por ejemplo de Descartes y Leibniz, incluso la herejía protestante de Lutero pretende retornar a S. Agustín. En nuestros días el llamado personalismo cristiano del sg. XX, toma de S. Agustín muchas de las ideas fundamentales sobre el hombre, y por otro lado su falta de sistematismo es más cercano al modo de hacer filosofía hoy, que al de otras épocas.

Dios y la creación: la cosmología agustiniana



Tres temas trata la teología natural o teodicea de S. Agustín:


1- Las pruebas de la existencia de Dios.


2- El problema de la esencia metafísica (3) de Dios.


3- El problema de la creación.



1.- Si Dios no es objeto de experiencia inmediata se requiere una prueba de su existencia. S. Agustín aporta una serie de argumentos entre los que destaca el de las verdades eternas. La mente posee verdades inmutables, es decir verdades "que no son tuyas ni mías, ni de ningún otro, sino que están presentes en todos por igual". Hay conocimientos que se imponen necesariamente al hombre, y que transcendiendo la razón finita humana deben fundarse en el SER. Si hay conocimientos universales y necesarios y ningún ser particular y contingente puede ser su fundamento es porque refleja la necesidad de Dios, es decir se presentan como la entrada para la demostración de su existencia.



2.- Demostrada la existencia de Dios hay que pasar a estudiar su esencia. La esencia metafísica de Dios se encuentra en la inmutabilidad. Frente a toda realidad contingente y mutable de la realidad creada Dios se erige como el SER sumamente perfecto. Todo ente finito no posee la plenitud del ser, por ser esencialmente mudable. Dios en cambio es imposible pensar que cambie, porque lo posee todo, lo que no quiere decir que sea estático, quiere decir que es perfecto. Sus atributos fundamentales son conocer, crear y amar, con un poder difusivo que llegando hasta el hombre le permite a éste encontrarse con Él.


3.- Dios para S. Agustín es el fundamento de las ideas platónicas. El mundo inteligible de Platón tiene ahora un fundamento teológico. De la misma manera, que no podemos pensar en ningún otro autor que realice sus obras sin tener una idea de lo que va a ejecutar, Dios creó el mundo según unos modelos que son las ideas inmutables y eternas que existían previamente en la mente del creador. Esta doctrina se llama ejemplarismo. Teniendo en cuenta que el auténtico ser está en Dios y en sus ideas, el mundo contingente debe su esencia y su existencia (su ser) al creador (según la doctrina cristiana a través del Verbo, segunda persona de la Trinidad, o Dios Hijo).


¿Cómo es posible que la contingencia de la creación proceda del ser necesario, o si es inmutable como crea en un momento determinado? Para S. Agustín, Dios posee eternamente los modelos o las ideas, y la creación consiste en la identificación de su voluntad y la realización del mundo, en un acto eterno, incluyendo el tiempo que no es más que la sucesión de los momentos que pasan los seres creados al desarrollarse, según las leyes y el orden previsto por Dios.